Decir que la ciudad está de luto no es suficiente al enterarnos de la partida de Ernesto.
El gran Ernesto, no sólo por su gran talla; sino por su condición humana y su calidad profesional se fue para ser el gran cronista del cielo, para armar parranda con Juancho Rois y Rafael Orozco, para armar tertulias con David Sáchez Juliao, para pedirle al negro Adán que le haga chicharrones con yuca, para hacer historias a seis manos con Olguita Emiliani y José Cervantes Angulo, para ayudar a Esthercita a cuidar la Lunita de Barranquilla, para corear en Barranquilla nos quedamos con el Joe Arroyo…
Gente como tú no muere.
Un barranquillero de sonrisa espontánea siempre vivirá.
Diana Acosta Miranda
Consejera para el Bicentenario
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