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domingo, 27 de mayo de 2012

En Barranquilla me quedo

Cuando el Joe Arroyo escribió la canción En Barranquilla me quedo, logró narrar en clave musical la manera particular como nació la ciudad. Esta afirmación se corrobora al revisar algunos pasajes históricos, por ejemplo, cuando los cronistas de la época hacen referencia al recorrido previo que hizo Pedro de Heredia semanas antes de fundar Cartagena. Dicen que en 1533 existía un atracadero de canoas de los indios Kamash (castellanizado Camacho) que se conoce como el primer asentamiento permanente de Barranquilla. De allí uno de los primeros nombres de la ciudad: Sabanitas de Camacho.
Diana Acosta Miranda,
Consejera para el Bicentenario
Otro proceso poblacional importante se registra entre 1627 y 1637, cuando Nicolás de Barros,  encomendero de Galapa, funda la hacienda San Nicolás de Tolentino a orillas del caño La Tablaza, permitiendo a sus concertados libres que construyeran viviendas en sus alrededores. Y esto explica otro de los nombres que ha tenido la urbe: Barrancas de San Nicolás.
 Siendo este asentamiento un Sitio de Libres, debido a su ubicación estratégica, el 7 de abril de 1813 Manuel Rodríguez Torices otorgó a la población el título de Villa de Barranquilla, capital del departamento de Barlovento o Tierradentro.
Su primigenia vocación de ciudad receptora, le significó también la condición de ciudad tolerante, tal reconocimiento se le hace desde el siglo XIX, cuando el entonces gobernador de la Provincia de Barranquilla, EramosRiux redacta en un decreto firmado en 1870: “Barranquilla es una ciudad compuesta de ciudadanos de muchas naciones y pertenecientes a diversas religiones y es ella sin duda la llamada a dar ese ejemplo fraternal y civilizador a los demás pueblos de la república”.
La sucesiva oleada de migraciones a Barranquilla continúo en el transcurso de la historia de la ciudad, y es así como llegan al puerto de la Arenosa alemanes, ingleses, árabes, italianos, españoles, estadinenses… y con ellos las esperanzas, inventos, tecnologías, músicas, sabores y credos de otras latitudes. Esa es la razón por la cual Barranquilla se convirtió en la ciudad de los hitos de Colombia y en la capital de la cultura, al punto que fue aquí, donde Gabo y sus amigos dejaron para siempre una huella indeleble en La Cueva, su refugio durante las noches de bohemia.
“Por ser las Barrancas de San Nicolás un cruce de destinos, los inmigrantes llegaron y con su diversidad de culturas le dieron la característica de ‘Ciudad abierta al mundo’, por eso, esta conmemoración, más que una fiesta, queremos que sea la construcción de un imaginario colectivo en torno a la celebración bicentenaria, para que quede en la memoria de todos. Sin duda,  los 200 años de Barranquilla son el escenario ideal para promover acciones que  permitan a los ciudadanos conocer su historia, reconociendo y apropiándose de nuestros valores y sentidos y, en general, contribuyendo al fortalecimiento de una memoria de Barranquilla que a partir del pasado, proponga rutas y escenarios trascendentes, de cara al futuro de la ciudad”,  explica la Consejera para el Bicentenario, Diana Acosta Miranda.

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